Estrategias para la efectividad de la educaciòn a distancia

Módulo 1 Inducción a la Educación en Línea
Actividad 3. Estrategias para la efectividad de la educación a distancia

TRES TEXTOS EDUCATIVOS DE MI INTERES:

BIBLIOTECA TITULO AUTOR
http://www.cervantesvirtual.com Elevación : (Nuevos poemas) Amado Nervo
http://www.elaleph.com La metamorfosis Franz Kafka
http://bvs.insp.mx/ Promoción de la salud cardiovascular desde la infancia: guía para docentes de educación primaria González Sobera, Mario; Bachmann, Ricardo.
  • Revise el texto Técnicas de estudio y elija tres técnicas que puedan funcionarle para el diplomado en línea elabore un documento en donde plasme cuales fueron y argumente porque las eligió

Subrayado

Esta técnica que ayuda a retener información y a destacar lo más importante de cada tema, me es muy familiar ya que la utiizo desde mi época escolar y me ayuda a captar mejor palabras o frases de un texto, por lo cual me resulta muy conveniente.

Cuadro sinóptico

Este tipo de esquema me permite ordenar y jerarquizar las ideas obtenidas durante el estudio, y al englobárlas con llaves facilita la retención de la información mediante la relación entre los textos.

El resumen

La síntesis me permite captar la idea principal de cada párrafo, y jerarquizar las ideas secundarias para complementar los datos obtenidos, contribuyendo asì a un estudio sencillo y amable que mediante la pràctica de lectura de comprensión refuerza la retención de lo adquirido.

  • Elabore una agenda para participar en el diplomado tomando en cuenta el siguiente calendario, es importante que coloque las horas que destinará diario para el estudio en línea y la realización de este diplomado.
DIA Y FECHA ACTIVIDADES
6:30-13:30 DE 13:30 A 16:00 17:00 – 19:30 20:00 – 22:00
Lunes Trabajo docente Atenciòn a Los hijos, Cuidado Lectura,
Martes Trabajo docente necesidad Del hogar De mi Estudio y
Miércoles Trabajo docente Y de la familia Salud en desarrollo
Jueves Trabajo docente El gimnasio De las activi-
Viernes Trabajo docente Dades D.U.
Sábado Preparación del trabajo docente Atención a La familia DIPLOMADO recreacion
Domingo Retiro espiritual Y descanso
  • Utilizando las técnicas de estudio revisadas en la lectura “Técnicas de estudio” seleccione una de ellas y aplíquela con la lectura

Tècnica elegida: Resumen.

El Sentido de la Alfabetización Tecnológica Escribe: Hugo M. Castellano

«los que egresen del sistema educativo de hoy sin la preparación adecuada, serán analfabetos tecnológicos en el mundo del futuro». Los pobres del futuro lo serán de conocimiento tecnológico; no de dinero, ni de bienes, ni de cultura, sino de aquello que habrá de permitirles -o no- acceder a todas esas cosas.

En los años cuarenta y cincuenta no había empresa sin máquinas de sumar y de escribir; en el futuro no las habrá sin computadoras. ¿Es diferente la situación ahora?   Indudablemente. Hace medio siglo la cantidad de tareas que un humano podía asumir para trepar hasta la «clase media» era mucho mayor que hoy. Hoy, en cambio, la brecha entre lo que es considerado aceptable en términos de riqueza o éxito y aquello que es visto como un fracaso existencial es comparativamente enorme: Sòlo como ejemplo,  la maestra, referente social respetada y  reverenciada, hoy supone un obstáculo para la «modernización» y su oficio es reaccionario a la luz de la nueva concepción educativa, donde priman conceptos como eficiencia, productividad y calidad, y -por ende- pasa por el mundo con la autoestima en reversa.

Más cosas han cambiado. Por ejemplo, la cantidad de bienes que hacen «a la felicidad» ha crecido geométricamente. Sobra gente, y la tecnología se empeña en reducir drásticamente la necesidad de mano de obra.  Ante semejante panorama, decir que un analfabeto tecnológico será un fracasado a corto plazo es suponer que lo será , tanto como un mudo o un ciego viven en radical desventaja frente a las personas que gozan de sus cinco sentidos; pero la inversa, poseer algún dominio de la tecnología, de ningún modo garantiza el éxito ni asegura el futuro de nadie.

El primero de estos ingredientes es la inteligencia, una mente despierta y creativa. Al convertirse en producto de uso masivo, hicieron falta ingenieros, técnicos y especialistas, y en número mucho mayor: telefonistas. Los unos y los otros, desde una óptica similar a la que utilizan hoy frente a la Informática, eran diestros en la tecnología, pero -sin duda- tenía sus matices. La diferencia estribaba nada más ni nada menos que en la profundidad del conocimiento y en la capacidad intelectual con que cada una de las partes asumía su relación con la telefonía. Vista con la estrechez del ojo político contemporáneo, la telefonista no era una indigente tecnológica; a la distancia, está claro que su proyecto de vida difería notablemente del de un ingeniero, porque la condicionaba otra indigencia -intelectual y formativa- que le marcaba con nitidez su lugar en la escala social.

El segundo elemento es el de las oportunidades. Una persona formada con razonable amplitud no es automáticamente independiente de las condiciones socio-económicas de su entorno a la hora de conseguir empleo. Puede que no tenga los contactos adecuados, la personalidad que se busca (o que es vista como necesaria), el color de la piel o el origen social óptimos. supo decir una Ministro de Educación argentina, «la educación no garantiza el empleo, pero su ausencia sí garantiza que no habrá de conseguírselo». Parafraseándola, «la alfabetización tecnológica sólo asegura el éxito en tanto se posean muchas otras habilidades -asociadas o no con ella- y siempre y cuando se disponga de las oportunidades adecuadas».

Y el tercer ingrediente es tan simple: es el trabajo mismo. Porque aunque los políticos y los funcionarios del ministerio de Educación lo ignoren, o prentendan ignorarlo, o no quieran saberlo, si no hay trabajo de nada sirven todas las demás disquisiciones.  La estructura socio-económica de nuestros países es una doble pirámide. En una, grandes masas debajo, disminuyendo hacia arriba el número de los que ocupan posiciones más favorables. En la otra, el grueso del beneficio va para muy pocos, y los millones que forman la base de la primera pirámide se reparten apenas unos mendrugos.

No puede cerrarse ningún análisis sin considerar otro aspecto crucial: la propia tecnología, que en su avance descontrolado es una causa primordial de la reducción de los puestos de trabajo. Donde antes hacían falta seis o siete mil hombres para producir automóviles, hoy basta y sobra con un robot industrial y un puñado de operarios. Tal vez esto sea bueno, porque libera a las personas de tareas pesadas y rutinarias, alejándolas de aquella visión del hombre-como-engranaje que mostraba Chaplin en «Tiempos Modernos». Y el segundo factor -terrorífico y nada despreciable-, es que, en tanto alfabetizamos a la población, la tecnología sigue avanzando a un ritmo tal que nos deja atrás casi por definición. Más aún, siguiendo las propias reglas tecnocráticas de que «todo lo que puede hacerse debe ser hecho», no sería nada raro que en cualquier momento salgan de los laboratorios técnicas o artefactos que barran de un plumazo con millones de puestos de trabajo, mucho antes de que los potenciales empleados acaben de capacitarse en la tecnología anterior.

¿Es mejor, entonces, no insistir con esto de la educación? Seguramente que no. Como decía aquella Ministro, eso sería ponerle el sello de «definitiva» a su frustración. Pero como educadores y ciudadanos no debemos tragarnos la ingenuidad de los políticos y digerir alegremente que todo pasa por nuestra responsabilidad de docentes. Hagamos nuestro trabajo con profesionalismo, transmitiendo todo el conocimiento que pueda transmitirse, ampliando la cultura, la inteligencia y el horizonte de nuestros alumnos, socializándolos para una existencia útil para sí mismos y para los demás, inculcándoles los mejores hábitos y dándoles las más finas destrezas, pero seamos conscientes de que nuestra labor sólo cambiará al mundo si damos origen a una generación que rechace como a la peste la injusticia social, la ambición desmedida de poder y riqueza, el egoísmo y la insensibilidad.      Estos valores, que nada tienen que ver con la tecnología, son sin embargo los que le pueden dar el sentido que hoy le falta y los que obligarán a la clase política a asumir su parte en el proyecto humano, asegurando que la semilla de la educación no está destinada a caer en un desierto.

Como siempre, las verdaderas soluciones son las que eliminan las causas, no las que atacan los efectos. Educar tecnológicamente para sobrevivir en un mundo de competitividad feroz, de modo que unos pocos puedan darse por satisfechos mientras que el resto agoniza, no es una buena excusa para educar. Eliminar la injusticia, crear un orden social más benévolo, garantizar la igualdad de oportunidades para todos y, luego, educar para enaltecer y ennoblecer al Hombre; eso sí vale la pena.

Argelia Flores Aguiñaga

Diplomado UNETE grupo 5

Torreòn Coah

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